En esta ocasión, se me plantea un reto que, aunque siempre había estado presente de forma indirecta, la realidad es que nunca me había parado a pensar al detalle. Al menos con el suficiente detenimiento como para ser capaz de plasmarlo por escrito.
"Las normas de tu clase" se titula y consiste, nada más y nada menos, que en establecer las normas básicas que yo voy a plantear el día que esté dando clase.
Lo curioso del asunto es que, dando clase en educación para adultos, no he sentido esta necesidad. Es decir, es necesario que existan ciertas normas de comportamiento cívico que nos permitan estar a N personas en la misma ubicación conviviendo de forma ordenada, sino el proceso de enseñanza-aprendizaje se torna una odisea. Pero, en el caso de los adultos, la realidad es que se dan por supuestas ciertas normas de convivencia que, al parecer, no resulta necesario recordar.
Quizá no dependa de la edad y sí del entorno. ¿Por qué digo esto? También dirijo actividades de ocio con adultos en las que sí es necesario establecer unas normas desde el principio puesto que, si no, las cosas se te pueden ir de las manos.
Me refiero, por ejemplo, cuando voy a llevar a cabo un rol en vivo. Lo primero primerísimo que hago es reunir a todos los participantes y establecer unas normas básicas (insisto, de convivencia y sentido común):
- Estamos para divertirnos
- No está permitido tocar a otro jugador
- No se puede correr o hacer ningún tipo de acción peligrosa
- ... etc, etc, etc
¡Y eran adultos! Mi experiencia en las aulas no es precisamente muy extensa pero, sin embargo, nunca he tenido que dar ninguna directriz al respecto. Los alumnos siempre han sabido comportarse y donde estaba la línea que no debían pasar.
Todo esto me lleva a pensar que el entorno quizá resulte determinante en estos casos... ¿Qué piensas tú?
Sea como fuere, no hablamos de adultos. Hablamos de adolescentes, adolescentes hiperhormonados y con ganas de encontrar y rebasar los límites. ¿Porque son unos pequeños hippies, melenudos y yeyés? No, porque está en su carácter rebelde de adolescente, sin más.
En fin, en estas condiciones parece necesario establecer dichas normas, aunque sólo sea para que luego no exista la justificación de "yo no sabía que no podía lanzar una silla por la ventana", "no estaba claro que no pudiera traer napalm a clase" y demás frases dignas de ser enmarcadas.
¿Soy partidario de una normativa estricta? La verdad es que no. Creo que se deben establecer relaciones de respeto y que, con ese respeto, el resto sobra. Es decir, con un poco de sentido común y ganas de estar a gustete, suficiente. Aún así y ya que me lo exigen, aquí van unas normas de convivencia básica que creo innecesario tener que remarcar pero que igual a estos niveles no resulta tan ridículo:
- Al entrar al aula se debe mantener el orden, y no entrar corriendo, gritando o atropellándose entre todos. No arrolles a nadie y evitarás ser arrollado.
- Si quieres hablar mientras estamos en grupo, levanta la mano. Respeta el turno de palabra ajeno para que los demás respeten el tuyo.
- Se puede hablar con el compañero siempre y cuando tu tono de voz no sea audible para el resto. Deja escuchar a los demás y podrás escuchar tú cuando lo necesites.
- Se debe cuidar el aula y los materiales que están allí dentro. Así cuando se vuelva a necesitar estará disponible.
- Respeta a todos los compañeros y al profesor. No decir jamás un insulto ni gritarle a los demás. No insultes y no serás insultado. La miel atrae más moscas que el veneno.
En fin, poco más yo creo.
¿Cómo lo ves? ¿Haría falta un reglamento más estricto?
No te entretengo más, nos vemos en la próxima.
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