martes, 12 de septiembre de 2017

¡Amazinger!

Bienvenido viajero, toma asiento.

Esta vez quiero comentar una situación que me ha ocurrido ayer mismo y que aún me tiene anonadado.

Yendo hacia clase (con una cara de sueño épica) me cruzo con un hombre de aspecto bastante maduro que portaba una mochila que me para.



- Perdona, ¿la selectividad? - me dice.

- Pues supongo que en el aulario. - Teniendo en cuenta que me encontraba al lado del aulario, até cabos fácilmente (avispado que es uno a esas horas).

- Ya. - Mirada de soslayo. - ¿Y dónde está?

- ¡Ah claro! Aquí al lado lo tienes mira. - Y le indico el lugar.

- Muchas gracias. ¡Vamos!

Y veo (para mi sorpresa y desconcierto) que una chiquilla poco más que adolescente se encontraba unos cuantos pasos más atrás (de la cual no me había percatado) jugando con el móvil (y quien dice jugando dice facebook o "whatever"). Sin levantar la vista del teléfono más que para ubicar al que asumí que era su padre continuó andando detrás de él en dirección al aulario.

Y yo me pregunto: ¿Qué tipo de hijos estamos creando que no son capaces de ir al exámen de selectividad sólos? ¡Si ni siquiera era capaz de llevar su propia mochila!

No comprendo los niveles de sobreprotección a los que se están llegando en esta sociedad. No lo entiendo. Se debe ir dando paulatinamente autonomía, capacidad de decisión, aptitud crítica... A esa edad se consideran adultos pero, ¿Cómo van a ser adultos si no les dejan llegar a convertirse en uno?

Indignado me hallo.

No te entretengo más, nos vemos en la próxima.

No hay comentarios:

Publicar un comentario