lunes, 9 de octubre de 2017

La educación del futuro. ¿Tan diferente como pensamos?

Bienvenido viajero, toma asiento.

En esta ocasión, intentaré reflexionar sobre el futuro. Sacaremos nuestra bolita mágica e intentaremos visionar cómo será la educación del 2030. ¿Una quimera o quizá no tanto?


Leyendo el artículo de El Semanal que puedes encontrar aquí me encuentro con una visión futurista de la educación que no me cuadra para nada con la dirección actual que tiene la educación.

En este artículo hablan de una educación libre, basada en un aula activa donde los chavales estudian materias en un mundo tecnológicamente desarrollado y sin un sistema de evaluación que realice mediciones sobre los mismos.

Me parece algo precioso e idílico, pero no puedo compartirlo, soy incapaz, mi parte realista en este caso supera a la soñadora.

Para empezar, este artículo se basa en el avance tecnológico como motor de los desarrollos. Estoy de acuerdo en que la tecnología avanza muy rápido (quién iba a pensar hace veinte años que todo el mundo iba a llevar un "ordenador" en su bolsillo) y que es accesible para todo el mundo pero, lamentablemente, eso es algo que no ocurre.

Desde hace muchos años la tecnología avanza, cierto, y los recursos son más accesibles, correcto, pero se nos olvida que no todo el mundo tiene acceso a ella. Son muchas las familias que no tienen un ordenador en su casa o una conexión a internet (si, creedme, muchas). Son muchas las familias que, aún teniéndo dicha tecnología, no saben utilizarla. ¿Cuántas personas conocéis que no usen el teléfono más que para mensajería, redes sociales y poco más? ¿Cuántas, dominando redes sociales, son incapaces de usarlas para encontrar un trabajo? Y no me refiero sólo a personas "mayores" sin una educación tecnológica adecuada, ¿Cuántos chavales véis por la calle que lo único que hacen es jugar con sus móviles?

No. La realidad es que la tecnología es una herramienta, nada más. Y una herramienta accesible para algunos, entendida en un uso correcto de la misma e, incluso, inaccesible para unos pocos. Las aulas ahora tienen proyectores, pizarras digitales, altavoces y un sin fin de cosas más que las hacen "tecnológicamente avanzadas" pero, sin embargo, ahí es donde se queda el avance.
Ahora se ponen powerpoints en vez de transparencias, pero es lo mismo. No hay diferencia. Ahora te ponen videos y audios donde antes había cintas de video y casettes, pero es lo mismo. Simplifica y universaliza, pero nada más. Se sigue usando de la misma manera.

Habrá realidad virtual y mil cosas más, pero no creo que vaya a suponer una gran diferencia. Porque la clave, la verdadera clave, está en los docentes y el método de enseñanza. ¿Aulas libres? Lo dudo. Me encantaría deciros que será así y que ese cuadro que nos plantea el artículo será una realidad pero no creo que sea, ni mucho menos, a corto plazo. Tenemos un sistema educativo que no ha cambiado prácticamente nada en 40 años. Tenemos unos profesores que siguen pasando unas pruebas de oposición basadas en vomitar memorizaciones sin aprendizaje alguno. Seguimos usando los mismos métodos obsoletos, con lo que obtendremos los mismos resultados desfasados.

La realidad es que hace falta un cambio, que aparecen escuelas basadas en pedagogías activas, que docentes aprenden y se arriesgan en el aula para marcar la diferencia... pero esto no es nuevo. Esto viene ocurriendo desde hace mucho sólo que nadie se había percatado de ello.

Nuestras empresas requieren competencias, requieren flexibilidad, "No importa la aptitud sino la actitud" dicen, pero mienten. En los currículums siguen buscando notas, títulos... Si el mercado no cambia, el sistema que forma a los que van a integrarlo tampoco.

Para que se produzca el verdadero cambio, para que podamos ver lo que el artículo nos plantea la sociedad entera tiene que cambiar. Hay que replantearse qué queremos, cómo lo queremos y cuándo lo queremos. Hay que cambiar la forma de ver las cosas y entonces podremos empezar a hacerlo una realidad.
Mientras tanto damos puntadas sin hilo. Llenamos las aulas de miles de cachivaches que no se aprovechan. Formamos a docentes en anticuados sistemas. Hacemos cambios "revolucionarios" para educar en competencias que siguen usando métodos de evaluación que no evalúan lo que deben. Decimos que queremos algo pero exigimos lo contrario....

¿Significa esto que no hay salvación? ¿No se pueden cambiar las cosas? Por supuesto que podemos cambiar las cosas. Es más, vamos a hacerlo.

Yo pienso luchar por hacer realidad lo que ese artículo muestra. Por crear un sistema educativo que forme a personas, no a calificaciones. Y por humanizar el aula. Y por hacerla motivadora, entretenida, divertida. E intentaré que mis alumnos aprendan con ganas, porque quieren no porque se les obliga. E intentaré darles actitud crítica. E intentaré que aprendan a usar la tecnología correctamente. E intentaré aprender todo lo que pueda de ellos, que tienen mucho que enseñarme.

Y voy a intentarlo con todas mis fuerzas, porque realmente creo que el cambio es posible. Pero no creo que sea un cambio revolucionario, creo que será gradual e independiente de la tecnología. Porque la forma de pensar de las personas tarda mucho en cambiar. Tardará aún alguna generación.
¿Lo verán mis hijos? ¿Mis nietos? Si de mí depende, seguro.

No me preocupa lo que tardemos. Conseguiremos que cambie.

No te entretengo más, nos vemos en la próxima.

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