lunes, 9 de octubre de 2017

La convivencia en el aula

Bienvenido viajero, toma asiento.

En esta ocasión y de manera muy relacionada con la entrada anterior que hablaba de los conflictos, vamos a hablar de la convivencia en el aula.


Lo primero que deberíamos plantearnos es qué entendemos por convivencia en el aula. Lo primero que le viene a uno a la cabeza es el bullying y demás problemas graves, sin embargo, fijémonos en la definición "oficial" del Ministerio de Educación:
La coexistencia pacífica de los miembros de la comunidad educativa, que supone una interrelación positiva entre ellos y permite el adecuado cumplimiento de los objetivos educativos en un clima que propicia el desarrollo integral de los estudiantes.
¡Zas! Casi nada...

Y ahora podrás preguntarte... ¿WTF significa eso? Traducido a un idioma normal, que tenemos que llevarnos bien para poder centrarnos en aprender, ni más ni menos.

¿Y eso cómo se consigue? He ahí la gran pregunta. Yo creo que la clave está en el profesor.

Nos han hablado mucho de que el docente es un profesor, tutor, guía, influencer y treinta mil cosas más. El docente es el nexo de unión entre un grupo de chavales que se encuentran en una etapa dura de indecisión y autodeterminación y que, inevitablemente, van a generar conflictos y roces en el aula. Es más, van a generar conflictos que luego no van a saber resolver y que, con una facilidad pasmosa, van a escalar hasta límites insospechados. Y todo esto es normal. No es nada grave ni que requiera un tratamiento especial ni nada por el estilo... Sólo necesitan alguien que les ayude a gestionar todas esas emociones.

Decía que el docente es la clave, ¿por qué? Bien, hablábamos en la entrada anterior de que los profesores no estamos preparados (a priori) para gestionar graves conflictos. Pero hay que tener en cuenta que la mayor parte de esos conflictos graves no llegan a existir si se hace un buen trabajo previo para evitarlos. El docente es el encargado de enseñar no sólo conocimientos sino también valores y uno de los más importantes en estas edades es el autocontrol.

Es necesario poner normas y límites (ya hablamos sobre eso en otra entrada anterior) pero es necesario que todo ello vaya acompañado de autenticidad, es decir, si quieres que tus alumnos solucionen los problemas hablando, habla con ellos, no les grites. Si quieres que tus alumnos no solucionen sus problemas a golpes, predica con el ejemplo (afortunadamente esto es algo ya casi erradicado).

En definitiva, la clave para conseguir una buena convivencia es entrenar las competencias intra e interpersonales de los chavales. Enseñarles a que se conozcan a sí mismos, sus propios límites, sus sentimientos y cómo gestionarlos.
Esto me lo ha enseñado un gran profesor que he tenido en la carrera: No sólo puedes evitar sentir lo que sientes, sino que no debes. Intentar rechazarte no hará más que crearte frustración por un fracaso continuo. Aprende a conocerte, a aceptarte y a convivir con ello, aprendiendo a gestionar tus emociones para que sean una ayuda y no un impedimento.
Si enseñamos a los chicos a autogestionarse en esa etapa tan voluble de sentimientos y frustración, estaremos ayudándoles a madurar y a hacer frente al siguiente paso: la convivencia. Si no son capaces de controlarse a sí mismos, nunca podrán gestionar sus relaciones con los demás.

Una vez tengan controlado el tema propio, hablamos de la interrelación. Démosles herramientas para que puedan solventar sus conflictos con los demás de una forma "civilizada". Enseñémosles por qué son necesarias unas reglas (en todos los aspectos de la vida) e incluso a que ellos mismos las pongan. Vamos a hacerles pensar y meditar sobre lo que es necesario y por qué y no a obedecer como máquinas. Porque no son máquinas y, cada vez que los tratamos como tales, les perdemos un poquito más.

Con todo esto quiero decirte compañero que no evites los conflictos, afróntalos. No es malo que aparezcan, lo malo es no saber gestionarlos. Si tú eres capaz de entender lo que puede surgir en tu aula y eres capaz de gestionarlo adecuadamente, tus alumnos van a aprender a hacerlo contigo. No les empujes, dales la mano y que caminen a tu lado.

Esa es la clave de una buena convivencia.

No te entretengo más, nos vemos en la próxima.

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